Colón le puso fin al ciclo del Pata Pereyra
“Esperen, porque se están tomando definiciones”, fue la frase de Flavia Stelhick, la jefa de Prensa de Colón. La puerta del vestuario visitante, ubicado debajo de la tribuna oficial y contiguo a un espacio amplio de terreno por el que accedió el micro sabalero y algunos autos particulares en los que arribaron dirigentes y la dirección deportiva del club, se abría y se cerraba continuamente.
Adentro del vestuario, primero hubo una charla con los jugadores y enseguida entraron uno de los vicepresidentes, Marcelo Negrete (ante la ausencia en Buenos Aires del presidente Godano, fue la máxima autoridad en San Martín), el director deportivo Iván Moreno y Fabianesi y el secretario técnico, Rafael Maceratesi.
¿Cuáles eran esas definiciones?, sin dudas que ponerle punto final al ciclo de Ariel Pereyra y su cuerpo técnico. Sólo tenían, a favor, el mejoramiento que tuvo el equipo en el partido con Chacarita. Pero no lo acompañó el resultado, que fue injusto pero que significó una nueva derrota. Todo lo demás le jugaba en contra:
1) cuarta derrota consecutiva;
2) casi una veintena de lesionados en once fechas;
3) un funcionamiento colectivo que no satisfizo a nadie, más allá de, reitero, una mejoría evidente que hubo en el equipo;
4) una posición en la tabla, fuera de los equipos que clasifican, que lo fue alejando progresivamente de los puestos de privilegio.
Los dirigentes sabían perfectamente que el Pata no resistía una derrota. Quizás, si el resultado hubiese sido un empate, de la forma en que se jugó, le podía quedar “una ficha más” para dar vuelta la historia. Pero para un club con las pretensiones y altísimas exigencias como Colón, no quedaba otra que ganar. Y se perdió. Entonces, como a los entrenadores los terminan echando los resultados, todo decantó en lo que se decía que iba a pasar si al equipo le iba mal en San Martín.
El único dirigente que conversaba con allegados, cerca del micro, era otro de los vicepresidentes, José Luis Martín, el más cercano al plantel. Pero la reunión se prolongaba adentro del vestuario entre Pereyra, Negrete y la dirección deportiva con Moreno y Fabianesi a la cabeza, el hombre que eligió a Pereyra y que llevó adelante el proyecto futbolístico con la elección de los refuerzos.
Pasados 45 minutos aproximadamente, ya con los jugadores subidos en su mayoría al micro, salieron juntos Negrete, Moreno y Fabianesi y Maceratesi. Se dirigieron por un costado del colectivo para evitar a la prensa (de todos modos estaba tomada la decisión de no hablar), se subieron a sus coches particulares y se fueron del estadio.
Minutos más tarde, salió Castagno Suárez, el colaborador directo del Pata, también sin hacer declaraciones, aunque dejando la sensación de que, si había una decisión tomada, no era de parte de ellos, seguramente a partir de la respuesta que habían tenido de los jugadores en la cancha, independientemente del resultado.
“Señores, Pereyra ya se fue por otra parte, no vendrá para acá ni se subirá al micro de los jugadores”, dijo Flavia Stelhick. Y así fue. El chofer del colectivo puso primera, se abrió el portón y así emprendió el regreso a Santa Fe, ya sin entrenador, aunque la comunicación oficial llegaría unos minutos más tarde y a través del club.
¿Y ahora?, a pensar en un reemplazante. Los nombres no se hacen esperar. El primero que se mencionó es el Sapito Coleoni, aunque San Miguel –que despidió el fin de semana a Battaglia- arregló condiciones y se produjo su retorno a la entidad que ha reforzado el plantel y armó un equipo para pelear el ascenso. No fue el único. Guillermo Farré se alejó hace 10 días de Sporting Cristal y es un perfil que gusta.
En Belgrano hizo un buen trabajo y llevó al club de barrio Alberdi a Primera División. Y no se descarta que en Colón se esté pensando también en alguien con pasado como entrenador del club, que sacó buenos resultados en los clásicos que le tocó jugar y que hizo una buena campaña, más allá de que en su momento se tuvo que ir.
Colón volverá a jugar el domingo, en el Centenario, ante Defensores de Belgrano. Con la salida de Pereyra, se descomprime la situación. Pero el Pata no ha sido el único responsable. Habrá que asumir culpas, hacer autocrítica y recomponer un plantel que ha tenido demasiadas lesiones y al que en el invierno habrá que potenciar, cuando se abra el libro de pases.